Mi idea original era no volver a besarlo

Llegue temprano a la cita, estaba ansiosa por volver a mirarlo.
Antes de ese día nada había pasado. El tiempo parecía trascurrir muy lento o mi ansiedad muy rápido; de cualquier modo había decidido improvisar.
Ese día no me importo ningún óbstalo, cualquier detalle podía salir mal, y aun así arriesgue todo. Si existía un mal calculo, podía echarle la culpa al destino.
Me dispuse a ponerme lo mejor que tenia: un poco de alegría, confianza y mucho perfume para oler bien.
Entonces lo vi, era tan imperfecto como siempre, hablando sin cesar, con el tema correcto para cada ocasión; siempre defendiendo su punto de vista.
Quería correr hacia él, pero antes de desatar mi locura, pensé muy bien en sus ultimas palabras antes de colgar el teléfono: "quiero estar completamente seguro de que tú estas segura de que "lo nuestro" puede funcionar de nuevo".
Para mi sorpresa y tremenda decepción, advertí que no estaba solo, había una chica con él, seguramente era una de "esas" a las que él llamaba amigas.
Desde el primer destello de mi alocada improvisación, mi idea original fue no volver a besarlo, por el miedo a desatar mis impulsos. Pero ante aquella situación, pensé en cambiar la estrategia.
Corrí hacia él enojada y con toda la disposición de reclamar lo que era mío, o algún día lo fue. Cuando estuve lo suficientemente cerca para soltar el primer disparo de voz incontrolada, la chica me miro con horror y le entrego a él una caja de chicles.
Sonrojada ante mi equivocación, le dije que tuviera mucho cuidado al elegir una persona para cómprale chicles. Él sabe muy bien que no me gusta ser celosa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario